miércoles, 21 de abril de 2010

La noticia de que un volcán dormido ha vuelto a resurgir enviaría a la mayoría de la gente a correr en dirección opuesta.

Sin embargo, científicos, fotógrafos, aventureros y turistas han ido directos al corazón de la acción con el fin, unos de estudiar la erupción, otros de captar las impresionantes imágenes de la explosión de lava en la cámara del volcán.
Y por lo que vemos, algunos han sido recompensados con una serie de imágenes notables, incluyendo una muestra de chispas de color naranja brillante contra un cielo color púrpura oscuro y otra que captura la lengua de lava al golpear el hielo.
volcán Eyjafjallajoekull, siluetas contra la lava
Pero los turistas y residentes aún tienen razones para ser cautelosos: La semana pasada funcionarios informaron que la erupción del volcán de Islandia había abierto una nueva fractura de alrededor de 980 pies (300 metros) de largo que está escupiendo lava. Los geólogos piensan que por la ventilación de nuevos medios la actividad volcánica comenzará a aparecer más al norte, poniendo en peligro una reserva natural que es una popular atracción turística, informó Reuters.

volcán Eyjafjallajoekull, barranco

Y es que Su Eminencia Eyfjallajökulleldfjall ha permitido comprobar algunos efectos secundarios divertidos de que la atmósfera de la tierra se llene de cierta porquería volcánica y su sorprendente efecto multiplicador de los benéficos efectos homeopáticos de la propuesta para liquidar el cambio climático asociada al empleo de la misma como agente alterador de las dinámicas planetarias. No sólo es que los gases en cuestión sean una maravilla para combatir el efecto invernadero, refrescando el planeta que da gusto si se emiten en suficiente cantidad (como ha ocurrido con otras erupciones más tochas, generalmente asociadas a importantes pérdidas de cosechas y las consiguientes hambrunas en el pasado, algo que desgraciadamente no parece que se vaya a dar en este caso), sino que, con que haya algunas de las partículas asociadas, y no en cantidades excesivas, por ahí circulando la aviación comercial ha de parar en seco porque las cenizas y micropartículas se meten en los motores y los gripan tal que si el mismísimo Carlos Sainz estuviera al volante.

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